"Yo soy hijo de Tíjola
y mis padres de Bacares..."
Así comienza un poema que escribió un bacareño para su hijo.
Bacares es un pueblo bello por si mismo. Pero además hay multiples e inagotables razones para visitarlo e incluso vivir en él. Situado en medio de la Sierra de Los Filabres, rodeado de montañas, y atravesado por rios y fuentes. Sobra decir que aquí la naturaleza rebosa y sorprende. Sorprende a quien desconoce este sitio, donde nieva cada invierno (no todo en Almería es costa y desierto), y donde en verano a veces hay que dormir tapado. Donde la primavera y el otoño tiñen de colores, impregnan de olores y llenan de frutos sus bancales y bosques. Pero no todo es naturaleza. El Santo Cristo del Bosque, es su patrón. La belleza de la talla es de tal calibre que emociona el solo hecho de contemplarlo: su piel morena, su cara serena, su melena oscura, ... Es algo más que un sentimiento religioso y que va más allá de su fama de milagrero. Transmite una paz infinita. Ese es el milagro.
Reconozco que no soy objetivo cuando hablo de Bacares. Lo reconozco. Mi padre escribió ese poema del inicio, y yo fui el destinatario de tan inmenso regalo. Así que ... no puedo decir más. He aquí uno de los muchos nexos entre Tíjola y Bacares.