martes, 20 de octubre de 2009

Gitanillas en Brno

DUENDE DEL SUR






Ya sé que Brno queda un poco lejos físicamente de Tíjola, como para estar dentro de este blog. Pero ya lo dije, Tíjola es algo más que Tíjola, y por tanto sus alrededores es una metáfora también. Alguien dijo que el nacionalismo se cura viajando. Cierto. República Checa es mucho más que Praga. Y como en todos sitios, lo más interesante no está en las guías de viaje. Y lo que uno descubre por si mismo tiene más valor que lo que te cuentan. BRNO no tiene fama de ser un lugar turístico, algunos dicen que ni siquiera es una ciudad bonita. Pero permitidme que esté en desacuerdo. Es verdad que es duro vivir allí, sobre todo en pleno invierno, pero los paisajes urbanos nevados tienen para mi un encanto inigualable. Y después de esa primera impresión en pleno mes de Febrero, la ciudad vuelve a sorprenderme en pleno mes de Septiembre, acariciando el otoño ya. Porque eso si, allí no hay veranillo de San Miguel que valga. Imaginar el tamaño de mi sorpresa: para un andaluz enamorado de los patios, descubrir todos los alféizar de las ventanas llenos de exuberantes gitanillas hizo que me enamorara más aun de esta ciudad. La verdad es que debería escribir otro blog llamado BRNO Y ALREDEDORES. Pero es mejor que lo descubráis vosotros mismos: Lednice, Moravský Kras, y el Castillo de Pernštejn. Esas fueron mis visitas más destacadas. Pero hay mucho más. Cesky Krumlov lo descubrí en pleno invierno, pero me he propuesto verlo en temporada de gitanillas. JEJEJJE.
Las sensaciones que he vivido allí son difíciles de plasmar en palabras. Yo, con mis cascos, escuchando el último disco de Pereza, paseando por la Calle Masarykova, cruzando Svobody Namesti hasta llegar a Ceska, lugar de encuentro de los brunenses. Hubo momentos en los que me sentía como en la Calle Mesones, o Reyes Católicos de Granada. No porque se parezcan o dejen de parecer, sino porque hice mios esos sitios. Me costó abandonar la ciudad y todo lo que allí hay. La última noche, tomando una cerveza en una de las muchas terrazas del centro, tenía el corazón en un puño. Parecía mentira que en unas horas abandonara aquel paraíso.

2 comentarios:

  1. Ya sabes que aquí tienes tu casa, pequeña, pero tu casa ejejeje. Y no tengo gitanillas, ¡pero tus macetas aún viven! ¡Increíble!

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  2. Los jacintos te están esperando...aunque aún no haya gitanillas en los alféizares

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